Gobierno detalla plan de mitigación por cierre de planta Maersk

Siguen las repercusiones tras el cierre de la planta de contenedores MCIS, ligada a la danesa Maersk, la semana pasada.

El anuncio implica la desvinculación de 1.209 trabajadores, 800 de ellos habitantes de San Antonio, en Valparaíso, lugar donde la fábrica está emplazada.

Respecto a la situación de la firma, el ministro del Trabajo, Nicolás Monckeberg, señaló que el gobierno ya está trabajando en un plan de contingencia para hacer frente al escenario.

“Estamos coordinando la implementación de programas de certificación de habilidades, intermediación laboral y de reconversión laboral, que los propios trabajadores nos están pidiendo para facilitar la búsqueda de nuevos trabajos”, precisó el secretario de Estado.

La autoridad recalcó que la prioridad por el momento “es que se respeten estrictamente todos los derechos laborales de los trabajadores involucrados en este cierre”.

En tanto, su par de Hacienda, Felipe Larraín, también reaccionó al cierre, y señaló que como gobierno “nos tiene preocupados”.

Respecto a la llegada de la compañía a Chile, el ministro del Trabajo confirmó que en sus inicios fue apoyada con financiamiento estatal.

“Efectivamente, esta empresa cuando se instaló en nuestro país recibió aportes del Estado a través de programas de Corfo. Y las autoridades en aquel momento, del Presidente Piñera y posteriormente del gobierno de la presidenta Bachelet, impulsaron e hicieron todos los esfuerzos de apoyo a esta empresa porque era una contribución en el área industrial en la Provincia de San Antonio”, dijo Monckeberg, y agregó que “lamentablemente, desde el punto de vista financiero no resultó viable a la empresa continuar en su funcionamiento”.

Si bien a través de un comunicado la compañía señaló que el cierre se debe principalmente a la falta de competitividad en el mercado, Carlos García, presidente del Sindicato N°1 de la firma, añade otros factores a la dramática decisión.

“La política de la compañía era confusa”, señala, además de agregar que en la planta eran recurrentes los “problemas estructurales”.

“La maquinaria fallaba permanentemente. Nunca quisieron reconocer que tenían un problema”, dijo.

Uno de los rumores que ha a surgido a raíz del cierre de la fábrica ha sido el efecto que habrían tenido las movilizaciones de los trabajadores en la decisión.

Al respecto, García señala: “Es un escenario complejo, pero los trabajadores no tienen responsabilidad en esto. Los únicos responsables son los controladores. Las verdaderas razones son múltiples”.

Desde la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), en tanto, señalaron que es necesario que el gobierno recopile todos los antecedentes de la situación para identificar dónde se generó la falla que finalizó con el cierre de la firma.

“Cuando la empresa Maersk se instala en Chile había toda una apuesta estratégica donde el Estado, en vez de fomentar el desarrollo de la industria nacional, finalmente apuesta para que llegue esta firma privada extranjera. Y ahora, después de tres años de actividad productiva, nos encontramos con que la empresa no es rentable. Esto no puede ser”, señaló la titular de la CUT, Bárbara Figueroa.

Agregó que lo relevante de este caso es que el gobierno concrete las medidas que anunció. “Es importante que se establezca la mesa que ha convocado el ministro del Trabajo, pero también que se conozcan los niveles de compromiso que esta empresa adquirió cuando llegó al país (...). Resulta extraño que una empresa a la que el Estado le abrió las puerta diga que sencillamente cierra”, criticó Figueroa.

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